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Categoría: Cambiemos el Mundo

vampiroDurante mi vida he podido comprobar que en esta sociedad existen personas que viven al rebufo, utilizando a los demás como escudo para afrontar los problemas.

Se trata de individuos que en lugar de afrontar la vida por si mismos buscan unirse a alguien para que esa otra persona se ocupe de luchar y de enfrentarse a los problemas por ellos.

Es una manera cómoda de afrontar la vida siempre en comunidad con otra persona, la cual suele salir perjudicada en el intercambio.

Este tipo de parasitismo suele darse casi siempre en el núcleo familiar aunque también aparecen casos en el ámbito de las amistades, laboral y en los negocios.

Son típicos los casos en los que un hijo se aprovecha hasta la saciedad de la protección de sus padres, o una viuda que no permite que su hijo encuentre novia para evitar quedarse sola, un marido que se desentiende de las labores y deberes familiares o incluso la despreocupación por parte de un socio en un negocio a sabiendas de que el resto de socios lucharán por salir adelante.

La forma de vida de estos «vampiros» es conseguir que los demás hagan el trabajo duro, se enfrenten a los problemas, arriesguen, se preocupen… de tal forma que ellos no tengan que hacerlo y se encuentren el camino ya andado, liso y seguro.

Estos «chupasangres» necesitan estar siempre con alguien para sobrevivir. Si en algún momento llegan a encontrarse solos se hundirán hasta el fondo pues son incapaces de valerse por si mismos y de enfrentarse a la vida.

MI CONSEJO: pon atención sobre las personas que te rodean e intenta detectar a estos parásitos. Si tienes la desgracia de tener a un «vampiro» chupando de ti, busca la manera de alejarte de esa persona. Te aseguro que la vida te cambiará si consigues liberarte.

© Rafa


¿Cómo serían los titulares que hablan de la ultraderecha en Europa si no hubiera existido un Hitler/Mussolini/Franco ni se hubiera producido la 2ª Guerra Mundial?

¿Que pensaríamos de los ‘nazis’ (ideología política nacional-socialista) si el maldito loco de Adolf Hitler no le hubiera dado por exterminar de aquella forma tan cruel a todos aquellos pobres judíos durante la guerra?

¿Qué pensarían los países ocupados por los ‘nazis’ durante la guerra si al chiflado de Adolf Hitler no le hubiera dado por ‘conquistar el mundo’ imitando a Napoleón o a Julio Cesar?

¿Qué habría pasado si Hitler se hubiera muerto atragantado con una salchicha y otro político más cuerdo hubiera gobernado Alemania?

¿Imagináis una España en la que hubiera ganado la guerra el bando de los ‘rojos’ dirigido por alguien como ‘Fidel Castro’ en lugar de ganarla los ‘azules’ de la mano de Francisco Franco? ¿Acaso no habría habido las mismas injusticias y abusos durante una dictadura comunista?

¿Conocemos a muchos dictadores comunistas que hayan convertido su dictadura en una democracia cediendo el poder de decidir al pueblo?

¿Sabíais que en el siglo XX, la extrema-izquierda comunista (si, esa ideología que defienden partidos políticos como Podemos) de la mano de Josef Stalin en la Unión Soviética y de Mao Zedong en China asesinaron a más de 100 millones de personas, frente a los 17 millones que mató Hilter (incluyendo el holocausto judío)?

Entonces ¿cual es la lógica de que en Europa el concepto de la ultraderecha «nazi» esté mucho peor visto que el de la ultraizquierda «comunista»?

¿Porqué en nuestra sociedad está bien visto y aceptado el gesto de levantar el puño por parte de los partidos políticos izquierdistas pero en cambio el gesto de levantar la mano abierta fascista está reprobado, rechazado y excluido?

Pues todo es por la ignorancia derivada de un subliminal ‘adoctrinamiento continental’.

Tanto los países europeos como Estados Unidos sufrieron el fascismo durante la 2ª Guerra Mundial y los descendientes nos han ‘inculcado’ solamente la parte de la historia que nos atañe, o lo que es lo mismo, nos han hablado mal del enemigo que tuvimos. Lo ocurrido en el resto del mundo o en otras épocas es mucho menos relevante y en la mayoría de los casos suele acabar obviándose u olvidándose.

Ese es el motivo por el cual, en «occidente» se considera a la extrema-derecha como el «demonio» y en cambio una ignorante mayoría tolera a la extrema-izquierda considerándola como «luchadores por la libertad».

Desde mi punto de vista personal TODOS los extremos SON MALOS y de prohibir o repudiar alguna ideología, lo justo sería hacerlo igualmente y con la misma intensidad a ambos lados de la política.

Rafa.

NO SOY UNA OVEJA
Hace tiempo definí a los partidos políticos como lugares donde acuden personas que piensan lo mismo acerca de un par de cosas para que les digan cómo deben pensar sobre todo lo demás.

No todo para nosotros tiene la misma importancia, en algunos temas es más fácil dejarse llevar por la corriente, es más cómodo encontrar una silla y adaptar nuestro culo al asiento que mantenernos de pié o intentar cambiar la silla. Y se dice que de tanto repetir una mentira, ésta acaba convirtiéndose en verdad.

Es inevitable que como Vicente*, la mayoría de nosotros nos convirtamos en ovejas, ciegas seguidoras de un rebaño abanderado por los preceptos (algunos ilógicos o injustos) de unos colores, unas siglas o unas ideologías políticas y sociales.

Y los hay que mantienen durante toda su vida una fingida «postura» evitando así revelar al mundo una subyacente oposición, una negación de la razón, con el objeto de mantener su lugar y su posición, de evitar defraudar a quienes les rodean, a la familia, los amigos y demás conocidos. Los hay que nunca saldrán del armario.

Porque las contradicciones con los integrantes de nuestro mundo supone un esfuerzo y frustración que deseamos evitar. Es más sencillo dejarse llevar y permitir que los demás decidan por nosotros, ellos nos dirán lo que nos tiene que gustar y lo que debemos odiar.

Por ese motivo, en la mayoría de los casos, quienes viven en un ambiente taurino acaban amando la tradición del toreo. Quienes han luchado toda la vida por los derechos de los trabajadores evitarán tener amigos empresarios y quienes se han criado en un ambiente independentista siempre odiarán España y lo que representa.

Pero YO no soy una oveja, porque tengo criterio sobre todas las cosas de la vida y nunca permitiré que nadie me diga cómo debo pensar. Por que al final, eso forma parte de la última de las libertades, nadie podrá arrebatarnos nuestras decisiones y pensamientos, a no ser que se lo permitamos.

Los frentes más importantes que abordan los diferentes partidos políticos pueden tener muy diversas naturalezas pero nuestras inquietudes también. Así mismo, dichas premisas pueden cambiar su fuerza con el tiempo, tanto por parte de los partidos políticos como por nuestra parte. En un momento dado puede ser muy importante para nosotros el tema del terrorismo y en otro momento de nuestra vida lo más importante puede ser encontrar un trabajo.

Por eso es muy triste observar como muchas personas se «fanatizan» en torno a la totalidad de las propuestas ideológicas del partido político al que siguen o al que pertenecen, pues al hacerlo demuestran su gran carencia de criterio permitiendo que el grupo piense por ellos. Podría decirse que estas personas son unos «calzonazos políticos».

Abiertamente puedo afirmar que yo he votado en unas elecciones por un partido político de derechas y en otras por uno de izquierdas. Todo dependerá de mis necesidades en cada momento y de la importancia que cada partido político mantenga sobre los temas que a mí me interesan en ese momento.

Y para eso se vota, para reforzar con nuestra opinión la postura general que más nos importa.

Nuestra forma de pensar sobre diversos temas puede cambiar transversalmente durante nuestra vida. No pensaré igual sobre políticas económicas si me toca la lotería que si pierdo el trabajo. Tampoco pensaré igual sobre el terrorismo si mi hijo muere en un atentado que si acaba de alistarse en las filas de los asesinos. Mi concienciación sobre muchos temas será diferente si sufro un accidente de tráfico por culpa de un conductor borracho, si pierdo mi negocio a causa de políticas económicas, si adopto un animal abandonado y lo convierto en mi familia, si me roban unos extranjeros, si me roban unos españoles, si un amigo pierde la custodia de su hijo por culpa de leyes injustas, si una hermana es maltratada por su pareja, si caigo enfermo de cáncer, si acabo en la calle porque el banco me quita el piso o si acabo en la calle porque lo han «okupado» gente con más derechos que yo… Todo influye en el mantenimiento o en el cambio de nuestra forma de pensar a lo largo de nuestras vidas.

Todos hemos observado que la actuación de las legislaturas o mandatos dependen en gran medida del equipo de gobierno y del presidente. Que las tendencias y fuerza con la que se persiguen sus objetivos pueden cambiar significativamente dependiendo de las personas que conforman la cúpula del partido o de quién sea elegido como secretario general.

De tal forma que siempre deberíamos votar al partido que más nos convenga en el momento de las elecciones, independientemente de que no compartamos buena parte de sus ideologías. Nadie debería votar un partido político simplemente por el hecho de que siempre ha votado al mismo. Al hacerlo, poco a poco su cara mostrará cada vez más rasgos ovinos.

Por eso quien me lea, debería recordar que no hay incongruencia en mis afinidades. Simplemente NO SOY UNA OVEJA.

Saludos.

(*) Se trata de un conocido dicho: ¿Dónde va Vicente? Donde va la gente.

la bondad naturalSiempre he pensado que tanto el bien como el mal son conceptos atribuibles únicamente a los seres de la tierra, aunque en realidad solo es estrictamente natural el concepto de bondad. Esto es lo que yo llamo “La Bondad Natural” terrestre.

En esta ocasión quisiera comentaros una deducción que he hecho sobre el ser humano, sobre su manera de interactuar con el entorno, con la naturaleza y con sus propios semejantes a lo largo de la historia.

El hombre es el único ser vivo en la tierra que tiene el dudoso mérito de poder albergar al mismo tiempo los dos conceptos opuestos: la bondad y la maldad. Esto es evidente al observar su comportamiento malvado y cruel con sus semejantes, con los otros animales y con el resto de la naturaleza.

Se diría que la maldad humana es directamente proporcional al nivel de inteligencia y cultural adquirido, pero no es así. En sus inicios, el hombre de las cavernas no albergaba maldad, vivía con su “bondad natural” en armonía con el resto de la naturaleza. Cazaba para vivir, se defendía de los ataques, protegía a los suyos, manteniendo un respeto por la naturaleza, por los mayores, incluso honrando a los animales que cazaba para comer. Esto se puede observar en el comportamiento que demuestran muchas tribus milenarias hacia la tierra que les vio nacer.

Con la llegada de la inteligencia, de la cultura, todo cambia, el hombre se vuelve malvado, odia, se vuelve egoísta y provoca sufrimiento gratuito: destruye, envidia, miente, mata y tortura…

Desgraciadamente en la era actual nos situamos en la parte más alta de este tramo que forma la curva de maldad/inteligencia en la evolución de nuestra raza.

Pasarán muchos años hasta que el hombre reconsidere su manera de relacionarse con sus semejantes, con los animales y con la tierra que le cobija y alimenta. Mucho tiempo hasta que el hombre decida dedicar su maravilloso don, una inteligencia superior, al servicio de la madre naturaleza. Esperaremos demasiado hasta que nos percatemos de que la evolución de nuestro intelecto debería ser directamente proporcional a la empatía que sentimos hacia el resto de los seres de este planeta. En nuestra situación deberíamos comportarnos como protectores de la naturaleza, respetando la ley más importante que mantiene el equilibrio en la tierra, la «Bondad Natural».

Porque el resto de los animales no conocen ni saben lo que son las mentiras, la envidia, la crueldad, la venganza ni la soberbia. En cambio los animales, cada especie en su situación y a su manera, si que conocen los universales (terrestres) conceptos de sinceridad, amor, generosidad, piedad, humildad y perdón.

No hay que buscar ni en la religión, ni en el ocultismo, ni en la mitología. Solo tenemos que observar la forma en la que obligamos a vivir y a morir a la mayoría de los animales y a muchos humanos, para percatarnos de que hemos convertido este planeta en un infierno gobernado por un linaje de diablos.

Rafa.

4383439La imparcialidad es un concepto abstracto de naturaleza utópica en sí mismo.

Y lo defino de esta manera porque ciertamente, no es posible llegar a ser completamente imparcial ante cualquier situación que se presente.

Nuestra propia conceptualización sobre lo bueno y lo malo provoca la imposibilidad de alcanzar la perfección en la imparcialidad.

No podemos ser imparciales ante un hecho que se aprecie como injusto desde todos los puntos de vista.

Tampoco conseguiremos ser imparciales sobre una situación de maldad injustificada.

Pero, ¿cómo conseguir acercarse a un alto grado de imparcialidad y conseguir que los demás (o una gran mayoría) lo entiendan así?

Lo primero que debemos tener presente es que la abstención o el desentendimiento sobre una situación no es una demostración de imparcialidad. Eludir dar una opinión sólo constituye una posición interesada en evitar enfrentarse a la respuesta de los demás ante nuestro criterio.

Opino que la imparcialidad más «justa» sería la que soslaya los puntos de vista innecesarios centrándose exclusivamente en el cambio, la mejora o reparación de algo que está mal, que es erróneo, equivocado o que se le atribuye una naturaleza malvada.

Alabar un trabajo bien hecho no ocasiona que en el futuro esa persona realice su labor de otra manera, por lo que un elogio no tiene efecto sobre un resultado que ya de por sí es positivo.

Nadie espera palmaditas en la espalda por parte de su jefe al realizar su trabajo correctamente, porque en realidad esa es su obligación y la razón por la que cobra su salario.

Pocos aguardan una felicitación del Ministerio de Hacienda por pagar sus impuestos, ni de tráfico por no conducir borrachos, ni de las instituciones jurídicas por no haber cometido homicidios o robos durante sus vidas.

Sólo existe una forma de hacer las cosas bien y en cambio hay millones de maneras para hacerlas mal.

De tal forma que la imparcialidad debería desdeñar los aspectos obvios de las bondades y centrarse en las críticas de las perversiones.

Entonces, ¿cual es la mejor manera de ser imparcial y parecerlo ante los demás?

Centrando el enfoque de nuestros comentarios en criticar y reprochar todo lo que es malo, erróneo y mejorable de cualquiera de las partes.

Porque si hay algo en lo que todos estamos de acuerdo es en la lucha contra el mal, contra los errores y contra lo que se podría mejorar.

Rafa.

voto-electrónico-660x340Veo en el presente la imparable e implacable evolución del «Internet social». Veo cómo, tanto las redes sociales como las páginas de recopilación de firmas online, mueven causas y aúnan sentires de personas sin la necesidad integrarse en colectivos. Veo que de esta forma, poco a poco, se están consiguiendo logros cada vez más importantes.

La gran revolución en el intercambio de información desde el pueblo, entre el pueblo y hacia el pueblo. Un progreso que se convierte en metamorfosis tanto en amplitud como en eficacia y celeridad. Un cambio sistemático y conceptual en relación a la forma de comunicarse del ser humano desde los tiempos de la prehistoria.

Y al hacerlo también puedo ver el futuro. Veo cómo paulatinamente se adaptarán las normas sociales y democráticas a esta nueva realidad. Cómo la política dejará a un lado sus arcaicos sistemas semi-individualistas de decisión, actualmente en manos de gobernantes convenidos cada 4 años, para volcar en los hombros del pueblo éste cometido cada vez que sea necesario. Para permitir que seamos los habitantes de un país, en realidad, quienes tomemos las decisiones que afectan a nuestro destino.

Veo unas democracias que evolucionarán desde las decisiones que actualmente toman nuestros representantes políticos a las decisiones que tomaremos todos a través de las votaciones directas, simplemente pulsando con el dedo sobre la pantalla de nuestro dispositivo móvil. En cualquier día de la semana, hora y lugar.

Veo una raza, la de los políticos, cuyo número de individuos se reducirá drásticamente hasta casi su extinción a causa de la pérdida del atractivo del poder, el cual felizmente recaerá de verdad, en los ciudadanos.

Veo votaciones municipales acerca de la construcción de un polideportivo y veo votaciones nacionales acerca de intervenciones militares en el extranjero.

Veo habitantes que albergarán en sus manos el poder legislativo inmediato y real. Veo gobiernos que se limitarán a ejecutar las decisiones que tome el pueblo. Personas que cortarán la tarta pero no decidirán el lugar por dónde hay que hacerlo.

Veo organismos especialmente dedicados a recopilar inquietudes del pueblo para ser sometidas a votación.

Veo partidos políticos que abandonarán sus cuadriculadas convicciones, pilares y premisas en favor de una heterogeneidad mucho más imprecisa. Porque la mayoría de quienes votan a un partido político no comparten todas sus ideas. Porque una buena parte de los electores nos vemos obligados a votar la opción «menos mala». Esta situación dejará de ocurrir cuando el pueblo pueda decidir por sí mismo y en cada momento lo que desea, simplemente pulsando un botón.

Veo un futuro en el cual todos votaremos para tomar nuestras decisiones y dejaremos de votar a las personas que las toman por nosotros.

Veo el poder de los partidos políticos reducido a la efectividad de sus campañas de marketing, publicidad y medios audiovisuales para conseguir decantar las decisiones de los votantes en las cuestiones que ellos consideren más relevantes.

Veo un avance importante en la calidad y aceptación general de los resultados de las votaciones. El ciudadano podrá decidir lo que desea votar, dónde, cuándo y cada cuanto tiempo deseará hacerlo. La periodicidad de sus votaciones, el ámbito territorial, la temática sobre lo que desea opinar y el nivel de importancia de las decisiones a tomar. Diferentes grados de implicación abiertos a todos convertirán el resultado de cada votación en la decisión más justa para todos.

Veo que si en un momento determinado a un ciudadano le interesa una cuestión, éste habrá recopilado más información y conocimientos sobre el tema que alguien sin ningún interés al respecto. Como consecuencia de ello su voto será mucho más meditado y certero.

Veo un futuro democrático saneado gracias a las nuevas tecnologías.

Pero posiblemente yo NO lo veré, porque todo esto comenzará a plasmarse entre mediados y finales de este siglo.

Rafa.

¿Hacemos Noting?

Pues no, NO está mal escrito (y no es cuestión de no hacer nada).

Es la denominación simple, evidente y representativa que he decidido para referirme a una nueva «moda» o actividad que se me acaba de ocurrir y que podría ser muy interesante.

Y lo he hecho respetando las actuales costumbres globales de denominar una inusitada e inédita actividad con su afección inglesa en su conjugación «gerundesca», (como el puenting, surfing, trading, … e incluso castizamente «balconing»)

El «Noting» es la acción de ANOTAR cualquier ocurrencia que se nos pase por la cabeza y que consideremos relevante.

Y esta actividad debería convertirse en costumbre y mantenerse a lo largo de nuestras vidas.

Miles de ideas, reflexiones, percepciones, planteamientos, conjeturas, melodías, chistes, fórmulas, cálculos… fluyen a diario en las mentes de todas las personas del mundo.  Desgraciadamente sólo un pequeño (ínfimo) porcentaje de toda esta valiosísima información acaba siendo anotado,  almacenado, divulgado o simplemente tenido en cuenta.

Imaginemos la utópica situación de un mundo en el que todos los seres humanos aprendiéramos desde muy jóvenes, desde que tenemos capacidad para ello, a anotar cualquier ocurrencia relevante que se nos pasara por la cabeza.

Ahora imaginemos un gran sistema informático de acceso universal en red accesible a través de Internet donde introducir todas esas ideas respetando la fecha de introducción y a propietario inventor.

Aprovechando los actuales avances en las nuevas tecnologías podrían almacenarse sin problemas esos millones de ideas introducidas desde cualquier punto del planeta con un simple teléfono móvil.

El sistema podría procesarlas, filtrarlas, descartar las ya existentes, ordenarlas, indexarlas y difundirlas a través de un simple buscador. Todos disfrutaríamos de la experiencia común, los avances tecnológicos, culturales, sociales, religiosos, políticos y económicos se sucederían constantemente y a un ritmo trepidante.

Podría motivarse la práctica del «Noting» reconociendo mediante galardones a los primeros inventores o «ideadores». Podrían ofrecerse premios económicos o becas o  enalteciendo públicamente a la persona o su memoria.

La humanidad conseguiría aumentar considerablemente la velocidad en sus avances intelectuales, históricamente nunca habríamos progresado tanto en tan poco tiempo.

Pues en realidad ya disponemos de medios para hacerlo, ¿podría ser una buena idea prepararlo?

Empecemos por el principio, recordad LÁPIZ y PAPEL en el BOLSILLO … SIEMPRE

 

Rafa.

CapitAltruismo

EL CAPITALTRUISMO

Suena a capitalismo y suena a altruismo, entonces… ¿que es eso?
Por si mismos ambos conceptos son antónimos y completamente alejados en lo que a su significado se refiere. Pero como muchas cosas en esta vida los polos extremadamente opuestos pueden llegar a converger en un punto.
Para no aburriros con definiciones excesivamente técnicas y precisas podemos decir que el capitalismo es un sistema social y económico basado en el egoísmo individualista del ser humano, en el que cada cual se busca la vida para enriquecerse y vivir de la mejor manera posible adquiriendo para ello, los productos en un mercado de consumo.
Este es el sistema de mercado que mejor se adapta al ser humano, descendiente del mismo árbol que el mono cabroncete, ladronzuelo y egoísta. Por esta razón el sistema capitalista acaba triunfando en cualquier sociedad con permiso para decidir por si misma. Si fuéramos delfines, lagartijas o abejas, quizás la generalidad se sentiría más cómoda disfrutando de otro tipo de sistema económico más comunitario o solidario.
El altruismo, por el contrario, se podría definir como la capacidad de ayudar sin esperar nada a cambio. Evidentemente esta capacidad no abunda en la sociedad humana, como hemos dicho anteriormente con esencia genética capitalista y egoísta.
Claramente ambos conceptos son contradictorios y es un «oxímoron» (no es un pokemon) intentar apretujarlas en una misma frase.
Pues bien, hay personas que albergan en su forma de ser esa rara necesidad de ayudar de manera práctica y activa a una causa determinada susceptible de necesitar tal ayuda.
Habitualmente las ONGs suelen ser las beneficiarias directas de los buenos sentimientos de estas personas las cuales más allá de comentar su empatía de boquilla hacia una causa, hacen un sacrificio real por ayudar.
El Capitaltruismo podría definirse como la actividad económica capitalista cuyo objetivo es el de enriquecer a estas ONG’s para el beneficio de los más necesitados.
Y esto nos lleva al terreno en el que me muevo, y desde el que tu me lees, Internet.
Considero que sería justo y solidario extender la idea de la creación de páginas web administradas por diferentes personas con motivaciones altruistas.
Estas páginas podrían ofrecer al público servicios de diferentes naturalezas (sobre todo on-line como contenidos audiovisuales, asesoramiento, noticias…etc), y en lugar de cobrar directamente por estos servicios se exigiría la prueba de que el «cliente» ha efectuado un donativo a una ONG dedicada a alguna causa justa y por supuesto, sin ánimo de lucro.
La primera ventaja sería para el propio «cliente» que disfruta de los servicios sin pagar impuestos y puede desgravarse el donativo en la declaración de la renta.
Otra ventaja sería que al no cobrar por los servicios ofrecidos, confeccionar estas páginas y administrarlas no supondría gasto ni responsabilidad fiscal alguna, puesto que los responsables de la página no reciben el dinero (sólo comprueban que el donativo se ha efectuado) y no requiere la creación de una sociedad ni alta en ningún tipo de actividad.
La tercera ventaja es que los gastos del mantenimiento de las páginas (dominio, servidor…) podría cubrirse perfectamente con el dinero derivado de banners y anuncios colocados en las mismas páginas.
Por tanto, a grandes rasgos todos ganan: El usuario recibe un servicio sin pagar impuestos y obtiene la complacencia y el agradable sentimiento de haber ayudado a la ONG que más estima. Además se beneficia fiscalmente en la declaración de la renta por haber efectuado un donativo. Los administradores de la web por saber que el fruto de su trabajo irá destinado a una de las ONGs que han elegido colocar en la página que mantienen. El servidor cobrará religiosamente sus servicios directamente de los anunciantes. Finalmente la ONG recaudará un donativo que de otro modo de seguro no lo habría recibido de ese usuario «cliente».
Otro ejemplos de prácticas Capitaltruistas:

Un fontanero se siente especialmente identificado con la causa de la lucha contra el cáncer por haber sufrido el reciente fallecimiento de un hijo a manos de esa enfermedad.
Este trabajador autónomo desea ayudar con su trabajo a una ONG que conoce, dedicada a la investigación sobre el cáncer.
Decidido a ayudar, ofrece a un cliente un 50% de descuento en la mano de obra de un trabajo que ha realizado. A cambio de ese descuento el cliente se compromete a efectuar una donación a la ONG que el fontanero le propone por un importe como mínimo de ese 50% descontado. De esta forma el cliente se ahorra el 21% de IVA del importe descontado y además obtiene una deducción fiscal del 25% por ese mismo importe que ha donado.

En esta situación todos ganan excepto quizá, los políticos encargados de gestionar el dinero que nos cobran con los impuestos (porque ya lo dice el refrán: quien parte y reparte…).

Más ideas Capitaltruistas:

– Aprovechar las recientes y tolerantes leyes existentes en nuestro país respecto al juego para organizar jornadas de póker, eventos en casinos, bingos, loterías destinando un porcentaje a la ONG que el ganador decida, o entre las propuestas por la organización del evento.

– Crear un carnet de «Altruísta» con diferentes grados (altruista de PLATA, altruista GOLD, altruista PLATINUM… etc)  según se determine el nivel de implicación de la persona en las diferentes causas filantrópicas. Este grado se calculará dividiendo la suma de todos los donativos efectuados a ONGs en un año entre la renta anual que perciba la persona donante. Quien disponga de este carnet (y en base al grado de implicación altruista) dispondrá de grandes ventajas comerciales en  establecimientos y empresas asociadas a la red.

– El «DONO-BONO» consiste en la creación de un sitio web en el cual se registrarán tanto ONGs como empresas y profesionales que desean adoptar este sistema de economía altruista en beneficio de todos. La página web emitirá, para las empresas y autónomos, unos talonarios de certificados (bonos) sellados por las diferentes ONGs que dispondrán de una numeración específica. Las empresas ofrecerán estos certificados de donación a sus clientes a cambio de un descuento significativo, explicando las grandes ventajas para el cliente que conlleva efectuar el pago de esta forma. Posteriormente las empresas ingresarán el dinero aportado por el cliente en la cuenta de la ONG determinada (al ser un bono, pueden haber adelantado previamente este dinero). El cliente podrá acceder a la página web e introducir el número de su certificado para comprobar que efectivamente,  el dinero que ha aportado ha sido recibido por la ONG de manos de la empresa.

Sé que es una simple idea, quizás algo utópica, pero creo que no hace mal a nadie el comentarla.
De momento yo estoy pensando en condicionar el acceso a algún post cuyo contenido pueda ser de alto interés con la demostración de haber efectuado un donativo y ubicar en alguna esquina de esta página web un enlace para que, quien lo desee, pueda ayudar a mis ONGs preferidas.

 

Rafa.