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Archivo de marzo 2016

animales reflexivosMuchas personas utilizan argumentos y razonamientos ilegítimos para justificar sus actos de tortura y muerte a miembros de otras especies apoyándose en la idea de que el término «animal» engloba a todos los seres animados no humanos.

De esta forma, esas personas generalizan cualquier atribución a dicho conjunto (por ejemplo: si matamos mosquitos podemos matar gorilas) y justifican sus atroces comportamientos y actitudes las cuales se ha demostrado científicamente que no repercuten de igual forma en unas especies que en otras.

Por este motivo quisiera dejar claros algunos conceptos:

En primer lugar y dependiendo del sistema de clasificación, técnicamente el término «animal» es la denominación del reino del que los seres humanos también formamos parte y excluye a los miembros de otros reinos como el vegetal, los hongos, microbios…etc.

Así mismo podemos afirmar que el término «racional» (de igual forma que ocurre con el término «animal») ha sido atribuido de manera incorrecta el ser humano para distinguirlo, por su lógica superior o diferente, de la racionalidad que alberga el resto de las especies animales.

Evidentemente, y si nos basamos en la conceptualización humana, este adjetivo «racional» se aplicaría al hombre desde poco antes que comenzara a escribir su historia. Pero dicha característica no se extiende, en una medida apreciable y en ocasiones, a todos sus individuos. Todos hemos llegado a conocer personas que se diría poseen el raciocinio de una rana. Sabemos que el ser humano adquiere consciencia de grupo cuando su responsabilidad se diluye en una masa o muchedumbre de personas. En ese caso sus razonamientos alcanzarían el mismo nivel que el de una piara, manada o rebaño de ovejas. También sabemos que en ocasiones, seres humanos casi carentes de razón utilizan la tecnología y el poder para destruir y provocar graves daños a sus semejantes y a la naturaleza. Su «irracionalidad» no les permite percatarse de que ese daño acabarán sufriéndolo ellos mismos y sus descendientes. Anecdóticamente muchos humanos con su particular «raciocínio» llevarán a nuestra especie a su autodestrucción y completa extinción.

Volviendo al término «reflexivo», definiría a todo aquel animal (incluido el ser humano) que reacciona de manera adecuada ante una situación o sentimiento más allá de las premisas básicas que todos comparten durante el transcurso de su vida (alimentarse, sobrevivir y reproducirse).

La mayoría de los animales que lo engloban formarían parte de la clase de los mamíferos pero no se excluiría a otras como los reptiles, aves o anfibios. En esos casos sería muy difícil determinar que animales disponen de lógica suficiente como para formar parte de este conjunto y habría que tener en cuenta el nivel de sofisticación de sus sistemas nerviosos.

En cualquier caso, podemos estar seguros de que el único animal reflexivo que alberga maldad es el ser humano y que el resto de ellos actúan por instinto natural y con una racionalidad intraespecie que evidentemente los Homo Sapiens no comprendemos. Así todos ellos disfrutan de una característica existente en la naturaleza de este planeta denominada la bondad Natural«.

De tal forma que debería establecerse una escala de niveles en relación a la capacidad reflexiva de cada especie para entender de manera más justa las relaciones del ser humano con ellos.

Porque no tiene la misma capacidad reflexiva, de raciocínio y de sufrimiento un perro que la pulga que transporta.

Rafa.

la bondad naturalSiempre he pensado que tanto el bien como el mal son conceptos atribuibles únicamente a los seres de la tierra, aunque en realidad solo es estrictamente natural el concepto de bondad. Esto es lo que yo llamo “La Bondad Natural” terrestre.

En esta ocasión quisiera comentaros una deducción que he hecho sobre el ser humano, sobre su manera de interactuar con el entorno, con la naturaleza y con sus propios semejantes a lo largo de la historia.

El hombre es el único ser vivo en la tierra que tiene el dudoso mérito de poder albergar al mismo tiempo los dos conceptos opuestos: la bondad y la maldad. Esto es evidente al observar su comportamiento malvado y cruel con sus semejantes, con los otros animales y con el resto de la naturaleza.

Se diría que la maldad humana es directamente proporcional al nivel de inteligencia y cultural adquirido, pero no es así. En sus inicios, el hombre de las cavernas no albergaba maldad, vivía con su “bondad natural” en armonía con el resto de la naturaleza. Cazaba para vivir, se defendía de los ataques, protegía a los suyos, manteniendo un respeto por la naturaleza, por los mayores, incluso honrando a los animales que cazaba para comer. Esto se puede observar en el comportamiento que demuestran muchas tribus milenarias hacia la tierra que les vio nacer.

Con la llegada de la inteligencia, de la cultura, todo cambia, el hombre se vuelve malvado, odia, se vuelve egoísta y provoca sufrimiento gratuito: destruye, envidia, miente, mata y tortura…

Desgraciadamente en la era actual nos situamos en la parte más alta de este tramo que forma la curva de maldad/inteligencia en la evolución de nuestra raza.

Pasarán muchos años hasta que el hombre reconsidere su manera de relacionarse con sus semejantes, con los animales y con la tierra que le cobija y alimenta. Mucho tiempo hasta que el hombre decida dedicar su maravilloso don, una inteligencia superior, al servicio de la madre naturaleza. Esperaremos demasiado hasta que nos percatemos de que la evolución de nuestro intelecto debería ser directamente proporcional a la empatía que sentimos hacia el resto de los seres de este planeta. En nuestra situación deberíamos comportarnos como protectores de la naturaleza, respetando la ley más importante que mantiene el equilibrio en la tierra, la «Bondad Natural».

Porque el resto de los animales no conocen ni saben lo que son las mentiras, la envidia, la crueldad, la venganza ni la soberbia. En cambio los animales, cada especie en su situación y a su manera, si que conocen los universales (terrestres) conceptos de sinceridad, amor, generosidad, piedad, humildad y perdón.

No hay que buscar ni en la religión, ni en el ocultismo, ni en la mitología. Solo tenemos que observar la forma en la que obligamos a vivir y a morir a la mayoría de los animales y a muchos humanos, para percatarnos de que hemos convertido este planeta en un infierno gobernado por un linaje de diablos.

Rafa.

problemas con el pesoTodos los que en algún momento de nuestra vida hemos realizado una dieta de adelgazamiento nos hemos encontrado con esta contrariedad.

Una vez comenzada una dieta, cada kilo de peso que intentamos bajar nos cuesta más y más esfuerzo.

Una persona con mucho sobrepeso conseguirá bajar kilos de manera mucho más fácil y rápida que otra persona con menor exceso de grasa.

Existen infinidad de explicaciones sobre este fenómeno con una base médica muy sólida (el cuerpo se adapta a la merma de calorías, se pierden primero los líquidos, la grasa visceral, los músculos que pesan más que la grasa, bioquímica de la sangre y las células… etc, etc, etc)

Yo voy a daros una razón matemática lógica y simple que no sustituye ni anula el resto de razonamientos científicos.

El motivo es que durante la dieta medimos la bajada de peso en unidades fijas de kilogramos en lugar de calcular el porcentaje sobre los kilos que quedan por bajar.

Por ejemplo:
Si conocemos nuestro peso ideal (en relación a nuestro sexo, edad, constitución y altura), y para alcanzar nuestro objetivo debemos adelgazar 20 kgs de grasa, cuando bajemos el primer kilo nos habremos deshecho del 5% del exceso total de grasa.

Pero cuando la dieta esté avanzada y, por ejemplo, nos queden sólo 5 kilos por bajar, eliminar un solo kilo supondrá deshacernos del ¡20% del exceso de grasa de nuestro cuerpo !

En esas condiciones podemos afirmar que el primer kilo que bajamos al comienzo de la dieta nos costó muy poco esfuerzo si lo comparamos con el esfuerzo que supondrá eliminar el último kilo hasta alcanzar nuestro peso ideal.

Os muestro una tabla para que lo entendáis mejor:

Si necesitas bajar 20kgs. Un kilogramo supone el 5,00% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 19 kgs. Un kilogramo supone el 5,26% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 18 kgs. Un kilogramo supone el 5,56% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 17 kgs. Un kilogramo supone el 5,88% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 16 kgs. Un kilogramo supone el 6,25% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 15 kgs. Un kilogramo supone el 6,67% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 14 kgs. Un kilogramo supone el 7,14% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 13 kgs. Un kilogramo supone el 7,69% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 12 kgs. Un kilogramo supone el 8,33% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 11 kgs. Un kilogramo supone el 9,09% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 10 kgs. Un kilogramo supone el 10,00% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 9 kgs. Un kilogramo supone el 11,11% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 8 kgs. Un kilogramo supone el 12,50% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 7 kgs. Un kilogramo supone el 14,29% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 6 kgs. Un kilogramo supone el 16,67% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 5 kgs. Un kilogramo supone el 20,00% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 4 kgs. Un kilogramo supone el 25,00% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 3 kgs. Un kilogramo supone el 33,33% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 2 kgs. Un kilogramo supone el 50,00% de tu grasa sobrante
Si necesitas bajar 1 kgs. Un kilogramo supone el 100,00% de tu grasa sobrante

Como podéis comprobar el último kilogramo de grasa a eliminar supone un reto 20 veces mayor que el primero eliminado al principio de la dieta.

Espero que esta información anime a quienes están haciendo dieta.

Rafa.